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Como padres estamos muy acostumbrados a tener que enfrentarnos a la toma de decisiones casi a diario. Algo que ya empieza durante el embarazo y que no parará ya más nunca. Algunas resultan más fáciles de tomar que otras, ¿verdad?
Bueno, pues en materia de educación bilingüe, que es lo que nos interesa aquí, la cosa no cambia mucho. Cuando nuestros hijos crecen con más de una lengua es importante que nos paremos un momento a pensar qué tipo de relación nos gustaría que tuvieran con cada una de ellas. Y más que pensar, lo más aconsejable es que escuchemos lo que nos dice nuestro interior, nuestro corazón.
Por ejemplo, si se da la situación que una madre o un padre son bilingües, tendrán qué decidir cuál de sus dos lenguas maternas va a ser la lengua que van a utilizar para comunicarse con su hijo. No vamos a entrar en los detalles de cómo va a ser este proceso, que normalmente nace bastante espontáneo pero hay situaciones que lo hacen un pelín más difícil.
Una vez tenemos claro en qué lengua le vamos a hablar a nuestro pequeño, viene la segunda fase: decidir qué dominio deseamos que nuestro hijo tenga de esa lengua. ¿Queremos que la tenga pasiva? ¿o que hable fluidamente desde el principio? ¿Vamos a querer que lea y escriba en esa lengua o es algo que dejamos que ellos decidan cuando sean más mayores? ¿Nos va a importar que nos conteste siempre en alemán o realmente nos da igual?
Cada familia es un mundo y cada lengua un universo, por lo que todas las decisiones que toméis estarán bien, no lo dudéis, no hay unas mejores que otras, cada familia decide qué es lo que mejor se adapta a su situación.
Este proceso puede parecer algo banal o que se irá viendo a medida que pase el tiempo, pero el tiempo pasa muy rápido y la fase en la que los niños aprenden las lenguas con más facilidad también.
¿Cuál es pues la mayor ventaja de haber tomado esta decisión cuanto antes y si puede ser con el apoyo de nuestra pareja?
Pues que una vez que tenemos claro cuál es la relación que deseamos que nuestros hijos tengan con la lengua que les estamos dando todas las decisiones siguientes serán mucho más fáciles, habrá claridad y fluidez: que si guardería bilingüe o no, si escuela bilingüe o no, si contratamos los servicios de una canguro tres veces a la semana o una, qué lengua hablará la canguro, si en verano se van a un campamento a nuestro país, o si van a clase de Club Solete, etc...
¡Lo tendremos claro! y no nos importará si el camino hasta la guardería es más largo o si tenemos que invertir más tiempo o dinero, porque estaremos siguiendo esa decisión que tomamos siguiendo a nuestro corazón y nos sentiremos bien. ¡Y los niños por consecuencia también!
Gracias a Amanda que nos inspiró para escribir este artículo.
Etiquetas: consejos/tips sobre bilingüismo